Quizás por las calles de Chicago,
en algún pasillo del Louvre,
por las costas del Mar Caribe
o en el aeropuerto que Cruz Diez selló…
¡te volveré a ver!
Ahora me quedo
con una sonrisa
y una mirada
que cuentan un sinfín de historias,
pero que prefieren mantenerse en silencio.
Te dejo una promesa y un juramento:
volveré a verte feliz.
Por allí dicen:
“Todos los caminos conducen a Roma”
En algún momento,
volveré a ti.